PASOS A SEGUIR:
- Al administrarlo es importante hacerlo cuidadosamente para evitar dañar con la punta el orificio nasal del bebé.
- Es recomendable hacerlo tibio (calentar las monodosis con las manos) para que al bebé le parezca un poco menos desagradable.
- Es mejor empezar por esta antes del aspirador para ir fluidificando el moco dura ya que aspirar un moco muy espeso o duro puede hacer vacío dentro de la nariz si está demasiado taponado.
- Procurar adaptar la presión a la edad del bebé. Si son recién nacidos empezar boca arriba echando unas gotitas y dejándolo unos segundos para que actúe y luego después lo movemos de costado.
- Las jeringas que se usan cuando tenemos en casa envases de suero de los grandes, no se recomiendan si no se tiene bastante control sobre la presión. Si el bebé es muy pequeño mejor usar monodosis.
- Un exceso de presión podría provocar migración de moco hacia los oídos
- FRECUENCIA: La limpieza de las fosas nasales se puede hacer tantas veces como haga falta pero sin excederse ya que puede terminar irritando y humedeciendo en exceso, por eso si se trata de poco moco, que no les impide ni respirar por la nariz, ni comer, mejor no insistir y hacer lavados solo cuando sea preciso.
Os recomendamos la fisioterapia respiratoria en los casos de que los niños tengan moco de manera constante, o acompañada de perdida de apetito, silvidos o ruidos en general durante la respiración. Ya que con ella conseguimos evitar llegar a adoptar medidas mas drásticas como aerosoles e incluso hospitalizacion.
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